Saturday, November 25, 2017

Tzipo Hotovely solo expuso una parte del problema - Amnon Lord - Israel Hayom



Las observaciones de la viceministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Hotovely, sobre la supuesta desconexión de los judíos estadounidenses con los israelíes fueron insensibles. Pero el hecho es que no fue lo suficientemente lejos a la hora de describir el estado actual de las cosas a través del Atlántico, la cual es mucho peor. Habiendo dicho eso, la verdad no siempre es el activo más importante cuando se trata de la diplomacia y los judíos estadounidenses están ahora indignados.

¿Alguien sabe quiénes son los judíos estadounidenses? Probablemente piensen que Hotovely, una mujer judía religiosa, es un blanco fácil y que tienen un buen caso para fomentar su despido. Después de todo, ella no es el ex presidente Mahmoud Ahmadinejad, por el cual se movilizaron ansiosamente para escucharle hablar cuando llegó a Nueva York; ella tampoco es el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, cuyos artículos de opinión en The New York Times leen con tanto deleite. Ella definitivamente no es Linda Sarsour, para la cual los grupos de estudiantes judíos liberales extenderán con mucho gusto una alfombra roja en cualquier oportunidad.

La verdad debe ser contada: la élite de los judíos de los EEUU se alienó de Israel durante la presidencia de Barack Obama, y ​​mostró una gran habilidad política para fragmentar el voto judío.

Tras la invasión de Iraq en 2003, se lanzó una campaña de incitación contra los judíos de EEUU. De una manera muy indirecta, los judíos fueron acusados ​​de arrastrar a los Estados Unidos hacia el conflicto en Irak, con la ayuda de Israel.

En abril de 2008, durante la campaña presidencial, se formó J Street. Fue elegida como una organización pequeña que carecía de apoyo de base entre los judíos, pero que finalmente se convirtió en un jugador importante porque sus líderes tenían vínculos con la izquierdista New Israel Fund. Algunos de sus miembros más antiguos también sirvieron en la administración Clinton.

Los judíos estadounidenses generalmente hablaban al unísono cuando se trataba de Israel o sobre cuestiones estratégicas de EEUU que podían afectar a Israel. Pero luego apareció J Street y rompió este consenso general. El objetivo de Obama de crear una dicotomía dentro de las opiniones judías finalmente se logró.

Es por eso que cuando se debatió el acuerdo nuclear con Irán, existían grupos judíos presionando para que se sancionaran más a Irán y, por otro lado estaba J Street con sus expertos israelíes que se oponían a las sanciones. La misma disonancia está ahora en plena exhibición cuando se trata del proceso de paz con los palestinos.

Recientemente, el ex estratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, creó tanta controversia como lo que dijo Hotovely cuando habló en un evento de la Organización Sionista de América. Su participación allí indignó a la izquierda judía (especialmente a J Street), que se ha tomado la molestia de convertirlo en un antisemita.

Los judíos estadounidenses viven en una sociedad que está cambiando rápidamente y siguen teniendo que descubrir cuál es su lugar. Cuando el Partido Demócrata se ha desviado claramente hacia la izquierda y cuando los grupos pro-afroamericanos se vuelven cada más radicalizados, Israel se convierte en una carga para unos estudiantes judíos que tienen que cumplir con la línea establecida por Sarsour y Black Lives Matter para poder ser aceptados como liberales y progresistas.

Y así es como llegamos al vergonzoso desaire a Hotovely protagonizado por un grupo de estudiantes judíos progresistas en la Universidad de Princeton hace varias semanas, lo que llevó al capítulo local de Hillel a cancelar su discurso. Aparentemente, la población estudiantil judía en la universidad no podía tolerar las palabras de una mujer religiosa israelí.

Tal vez Hotovely se convirtió en una responsabilidad para el gobierno de Israel, pero su posible despido no va a resolver la grave crisis que afecta a los judíos de los EEUU.

Israel estaría mejor servido si se centra en fomentar sus lazos con los judíos estadounidenses que se han mantenido fieles a Israel en lugar de buscar agradar o luchar con los judíos del The New York Times.

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