Friday, March 17, 2017

¿Qué tipo de utopía debe ser Israel? - Michal Koplow - Matzav Blog


Hay una escena en el sexto episodio de la primera temporada de Mad Men donde el publicitario Don Draper es abordado por el gobierno israelí para crear una eficaz campaña de turismo para el Estado judío. Buscando una idea, le pide a una novia judía que le explique por qué Israel es importante y por qué los turistas deben querer ir allí. Ella le explica que los judíos han vivido en el exilio durante tanto tiempo que tener un país propio les parece muy importante, y que a pesar de que no tener ningún deseo de ir a vivir allí, Israel tiene que "ser y existir" debido a la idea que representa. Después de que Draper comente que eso suena a una utopía, ella le responde que la definición griega de utopía puede significar tanto un buen lugar o como el lugar que finalmente "no puede ser". Mientras que el último intercambio es un comentario sobre su relación, captura el contexto más amplio de la actual y agitada relación entre Israel y los judíos estadounidenses.

La visible oleada de antisemitismo en los Estados Unidos durante el último año ha llevado a los judíos estadounidenses al límite, y para muchos ha reforzado la importancia de Israel y su papel de "ser y existir". Más que nunca, Israel resuena como un puerto seguro de último recurso y como un refugio contra un mundo que históricamente no ha aceptado a los judíos. Entiendo este sentimiento no desde una perspectiva teórica, sino desde una perspectiva personal. Como un niño que creció en Nueva York, nunca experimenté un segundo de antisemitismo abiertamente detectable. Tuve un debate recurrente con mi padre en el que sostuve que la experiencia judía en América marcó el final de la historia de los dos mil años de diáspora judía, en la cual la persecución y el antisemitismo fueron las características definitorias. Y sin embargo, en los últimos dos meses, las escuelas judías de mis hijos han sido objeto de múltiples amenazas de bomba, y en mi suburbio de Washington he visto un aumento en los graffiti e invectivas antisemitas. Al igual que Francis Fukuyama, me equivoqué al pensar que la exuberancia de un breve momento superaría al amplio recorrido de la historia y, a pesar de ser alguien que nunca cuestionó la gran importancia de Israel, esa importancia para mí ha sido literalmente llevada a casa. Israel, de hecho, representa una idea para los judíos de todo el mundo, y mientras oramos para que nunca se transforme de una idea a un imperativo práctico, requiere una defensa absoluta de la legitimidad y la seguridad de Israel.

Pero mientras la idea de que Israel es del buen lugar, también se está acercando peligrosamente para los judíos americanos la idea de que es el lugar que "no puede ser". Esto se debe a que el compromiso inviolable de Israel con los judíos, en lugar de solamente con los israelíes, está en cuestión, y una vez que el cambio emocional tiene lugar, podría ser imposible para muchos judíos estadounidenses identificarse con Israel de la misma manera. No será un lugar que vean como "un oasis real en el desierto", sino como un "espejismo tentador".

El primer factor que amenaza con causar este cambio es el tratamiento del antisemitismo por parte del gobierno israelí. Al hablar de su decisión de ir a París después del ataque terrorista a la tienda de comestibles Hyper MediaCacher para solidarizarse con los judíos franceses, el primer ministro Netanyahu describió su papel ya no sólo como representante de Israel, sino como representante de todo el pueblo judío. Este no es un papel que haya sido reclamado por los primeros ministros israelíes: David Ben-Gurion, por ejemplo, hizo una clara distinción entre lo que representa Israel y los que representan los judíos de fuera de Israel en su intercambio de cartas con Simon Rawidowicz en 1954-55, la cual comenzó como una discusión sobre el uso de la palabra "Israel" y otra terminología, y finalizó con Ben-Gurion rechazando cualquier uniformidad entre los judíos israelíes y los judíos de la diáspora.

Se trata de un debate más amplio sobre si Netanyahu puede y debe tener un papel más amplio más allá de ser un líder político israelí, pero si pretende que sea creíble debe asumir un aspecto consistente y continuo y no sólo cuando sea políticamente conveniente. Venir a los Estados Unidos en medio de un estallido de amenazas de bomba contra las instituciones judías y ante un torbellino de angustia de los judíos estadounidenses, los cuales nunca antes se han sentido personalmente amenazados, y declarar básicamente que todo está bien, solamente puede denegar cualquier reclamación de Netanyahu como representante de los judíos en peligro dondequiera que estén.

También pone en duda el compromiso de Israel con los judíos de la diáspora. Para los judíos que apoyan fervientemente a Israel como el proyecto judío definitivo y como un poderoso símbolo contra la represión antijudía, les resulta penoso ver como un primer ministro israelí aparta el antisemitismo y declara categóricamente que un presidente al que muchos judíos estadounidenses ven como parte del problema, es en realidad el mejor amigo que tienen los judíos.

El segundo factor que amenaza con perpetuar este cambio es la cerrada actitud ante la nueva prohibición de viajar y entrar a Israel de cualquiera que pida públicamente boicotear a Israel o cualquier área bajo su control, y que se pueda ver a Israel no como un lugar para los judíos sino como un lugar para los judíos de una cierta ideología. Yo no apoyo al BDS y no soy ni siquiera mínimamente simpático con sus objetivos, y tampoco apoyo los boicot a los colonos o asentamientos. Además, Israel tiene el derecho absoluto de determinar qué constituye una amenaza para su seguridad y de examinar a las personas que entran en sus fronteras para protegerse de esas amenazas. Pero lo justificado no siempre es lo inteligente, y la combinación de amenazas físicas tangibles con amenazas ideológicas amorfas demuestra tal distinción.

No es lo mismo mantener fuera al violento manifestante en Cisjordania que mantener fuera al padre de mediana edad que en voz alta declara que no va a comprar productos de los asentamientos, y es esta última acción la que causará la ruptura entre muchos judíos estadounidenses e Israel. Incluso si como Rachel Menken en Mad Men, eres una judía que quiere visitar Israel pero no quiere vivir allí, verse detenida en el control de pasaportes en el Estado judío debido a tus opiniones políticas es la manera más rápida de asegurarse de que cualquier posible afinidad desaparezca.

Israel en esa situación se convierte en un lugar que "no puede ser", y ya no sería el refugio seguro para los judíos, ni siquiera un lugar para los judíos, sino un estado que ha abandonado su función principal y su razón de ser. El argumento central sionista de que los judíos necesitan una patria sólo funciona si Israel es de hecho una patria basada en el judaísmo, en lugar de una patria basada en un conjunto de tendencias políticas. Al elevar la percepción de amenazas a alturas absurdas, la nueva legislación contra el boicot crea ignominiosamente una amenaza más grande para la existencia de Israel que los boicoteadores que está combatiendo.

Israel puede ser una utopía para los judíos de todo el mundo, no un lugar perfecto que debe cumplir un ideal imposible, pero sí un ancla sobre la que los judíos puedan gravitar en tiempos de necesidad. Sin embargo, si no toma esta obligación en serio, se convertirá en una utopía diferente, un lugar que exige un ideal imposible y que se hunde bajo el peso de sus propias expectativas.

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