Saturday, August 20, 2016

Nuevo autoindulgente intento de explicar un fracaso: Los sucesores del rabino Kook son la nueva élite de Israel - Ari Shavit - Haaretz



El Geocartography Knowledge Group publicó una encuesta a principios de esta semana donde predecía que el bloque sionista de derecha (Likud-Habauyit Hayehudi-Israel Beiteinu) obtendría 41 escaños en la Knesset si las elecciones fueran hoy, con el bloque de izquierda sionista (Labor-Meretz) obteniendo sólo 13 escaños.

Según la encuesta, el partido de Naftali Bennett ganaría 16 escaños en la Knesset en esas elecciones y el partido Laborista de Isaac Herzog solamente 8 escaños. Los partidarios del campo nacional reciben tres veces más apoyos que el campo de la paz, mientras que el apoyo para el partido sionista religioso es dos veces mayor que el apoyo que se daría al partido que fundó el estado.

Incluso si se trata de un resultado extremo, refleja un estado de ánimo en un momento determinado y el paisaje que describe es muy importante. Una civilización israelí se está evaporando y otra está llegando. Mientras que casi no queda nada de la herencia de David Ben Gurion, el patrimonio del rabino Zvi Yehuda Kook Hacohen prácticamente ha logrado apoderarse del Estado de Israel.

Como judío israelí que no es ni religioso ni chauvinista, no tengo nada en contra del sionismo religioso. Todo lo contrario. En contraste con las leyendas urbanas que prevalecen en el norte y centro de Tel Aviv, el pueblo de Merkaz HaRav y Gush Emunim no ha robado nada a nadie. Lo que han estado haciendo durante los últimos 49 años es educar, de una manera impresionante, movilizando y alistando a la gente, lo cual es emocionante. Han pasado de un concentrador de energía al siguiente y así han tomado este auge, que por supuesto es legítimo.

Las vanguardias religiosas han trabajado por el buen y viejo sistema de un dunam más y una cabra más. De este modo, poco a poco, han establecido una élite y se han convertido en casi la única élite. Han convertido la kipá tricotada en la nueva hegemonía.

Tomen al diario Haaretz, por ejemplo. Cientos de buenos columnistas con talento han escrito en él en los últimos años. Docenas de buenos columnistas con talento escriben aún en él hoy en día. Pero sólo un columnista de ellos ha cambiado de hecho la realidad. Sólo Israel Harel ha establecido Ofra y puesto en pie Nekuda, y fundado el Instituto para las Estrategias Sionistas. Él es el único que realmente ha hecho algo para asegurar la existencia de un único estado aquí. Y Harel no está solo.

En el IDF, en el Mossad y en el Shin Bet encontrarán al sionismo religioso. En los nuevos medios de comunicación,  en la nueva Oficina del Fiscal del Estado y en la administración pública, encontrarán al sionismo religioso. En el comité central del Likud también encontrarán al sionismo religioso. Incluso en los movimientos por la paz y en algunos de los grupos de derechos humanos, los graduados del sionismo religioso se destacan.

Por el contrario, ¿qué es lo que ha sucedido durante la última generación en la otra parte? ¿Quién ha reemplazado a la desaparecida Hevrat Haovdim (el brazo económico del Histadrut)? ¿Quién ha tomado el lugar del marchito movimiento kibbutzim? ¿Quién ha llenado el vacío dejado por la desaparición de la corriente socialista en la educación, los proyectos de cultura del Laborismo y los periódicos Davar y LaMerhav?

¿Hay alguien allí en la actualidad como un Berl Katznelson? ¿Es posible hoy en día alguien siga los pasos de Lova Eliav? ¿Alguien ha visto últimamente a un joven Amos Oz, o A. B. Yehoshua o a un Shlomo Avineri treintañero?

Mientras que la élite que representa Bennett ha estado trabajando de manera sistemática en la educación y la política, la élite de la proviene Herzog ha dejado de pensar, actuar y conducirse como una élite. De hecho se caracteriza por su pobreza de ideas, su inacción y su debilidad de espíritu. Esa es la forma en que ha llegado a los ocho escaños que le predicen esa encuesta en la próxima Knesset. Esa es la forma en que se han convertido en una pequeña minoría quejumbrosa e irrelevante.

Esa es la forma en que han entregado el estado sin dar batalla a gente astuta y muy comprometida del Gran Israel.

¿Es revocable esta tendencia? Ciertamente. El grupo Laborista tiene muy poco tiempo para salvarse y redefinirse a si mismo. Si no lo hace inmediatamente, simplemente se extinguirá.

Pero la cuestión más profunda no se refiere a las partidos. Sólo un cambio profundo en la visión y actividades del público democrático en Israel puede devolverles a una posición de liderazgo. Sólo si los ilustrados aprenden de los zelotes comprometidos van a ser capaces de evitar que estos puedan conducir a Israel a la perdición.

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