Thursday, August 18, 2016

¿Israel está exportando un sesgo ortodoxo a todos los judíos? - Shmuel Rosner



Hecho primero, preferiblemente sin sesgo: el gobierno de Israel ha decidido asignar fondos para el fortalecimiento de la identidad judía en las comunidades judías en el mundo. La decisión no es nueva - ya se hizo en 2014 - pero tomó algún tiempo, un retorcimiento de manos y varias deliberaciones para llegar a la ejecución del programa. Ahora, tres organizaciones que trabajan en los campus universitarios obtendrán unos 7 millones de dólares cada una con la esperanza de que les ayude a tener más éxito a la hora de llegar a los judíos.  La ambición es triplicar el número de judíos en los campus (no sólo de América, sino también de Europa, Australia, etc.) que se relacionen con los programas judíos. Las organizaciones que reciben fondos de Israel - a través de Mosaic United, una organización sin ánimo de lucro que se estableció para que las inversiones de Israel fueran más eficientes - tienen que invertir dos dólares por cada dólar que Israel invierte en el programa.
Más hechos: las organizaciones que fueron seleccionadas, es decir, las organizaciones que han podido demostrar una presencia significativa en los campus de todo el mundo y que están dispuestas a coordinar su trabajo con esta iniciativa y con sus competidores (esta es una precondición para participar), y que pueden poner 14 de millones de $ sobre la mesa para conseguir de Israel esos 7 millones de $ son tres: Hillel internacional, Chabad y Olamí. Las dos últimas son grupos ortodoxos, una cuestión que muchos informes han destacado. Voy a revisar la cuestión ortodoxa más tarde.

Pero antes de hacer eso, tenemos que pasar de los hechos a las preguntas y a la interpretación, y mientras lo hacemos es importante no mezclar diferentes cuestiones como si fueran la misma. Hay cuestiones ideológicas, hay cuestiones políticas y hay cuestiones profesionales. Vayamos a la primera.

La cuestión más importante acerca de este programa se formuló y respondió hace dos años, y es de naturaleza ideológica: ¿Debe Israel invertir en la identidad judía en el extranjero y por qué? No es una pregunta fácil de responder ya que no es tan obvio que Israel deba utilizar el dinero de sus contribuyentes y, en vez de usarlo para comprar ordenadores para los niños de los niveles económicos más bajos, lo utilice para financiar programas que, en general, seguirían estudiantes universitarios estadounidenses más bien acomodados. Por otra parte, el gobierno de Israel, al tomar esta decisión, también respondía a esa cuestión: Israel cree que se trata de un objetivo valioso y está dispuesto a poner su dinero donde éste sea necesario.

Otra cuestión ideológica gira en torno del término "identidad judía" y lo que significa. "Nuestra visión", en la  web de Mosaic United, "es que un inspirado, fortalecido y próspero pueblo judío - conectado entre sí y con el Estado de Israel - ilumina el mundo". Eso está muy bien, pero todavía podemos preguntar: ¿qué quieren decir con "inspirado", y qué es lo que quieren decir con "fortalecido y próspero"? ¿Qué conexión con Israel van a promover esas organizaciones, y qué proponen a la comunidad para iluminar el mundo? Obviamente, la respuesta que los activistas de Chabad van proporcionar a tales preguntas son diferentes de las respuestas que obtendrán de los activistas de Hillel, y éstas será diferentes de las respuestas dadas por otros grupos y organizaciones. Por lo tanto, el verdadero test de esta iniciativa no se puede medir observando únicamente a una organización, sino más bien mirando a la mezcla de programas y organizaciones que definirán gradualmente lo que esta iniciativa considera como una expresión de la identidad judía.

Las cuestiones profesionales también son importantes, y para muchas de estas preguntas yo no tengo una respuesta clara: ¿Tiene sentido comenzar con una inversión en los campus universitarios? ¿Pueden las organizaciones que fueron elegidas lograr el objetivo del programa? ¿Son éstas las mejores organizaciones para lograr el objetivo del programa? ¿De qué manera el gobierno (y Mosaic United) van a supervisar y evaluar el éxito del programa? ¿Por qué siete millones y no veinte millones o tres millones? ¿Qué van a hacer con siete millones adicionales que no podrían hacer sin ellos?

Por supuesto, para muchos de los lectores promedio estas preguntas son bastante aburridas. Como contribuyente israelí, me gustaría saber que este proyecto es manejado profesionalmente y de manera responsable, pero esto no debería ser diferente de todas las otras cosas que maneja el gobierno israelí, algunas de ellas con una eficiencia impresionante, otras con una no menos impresionante dejadez.

Las cuestiones políticas son las que hacen de esta historia un tema de cierta discusión. De hecho generaron una historia en el Haaretz con el siguiente titular: "Grupos ortodoxos para liderar la nueva oferta de Israel para 'fortalecer la identidad judía' de la juventud en la diáspora". Asimismo ha dado lugar a un editorial bajo el titular: "Israel exporta un sesgo pro ortodoxo". He recibido varios curiosos mensajes relativos a estas historias del Haaretz, y estas son las preguntas que trataré de responder.

La idea básica tras la noticia "supuestamente objetiva" y el editorial abiertamente ideológico es muy simple:
1. - El Ministerio de Asuntos de la diáspora está controlado por un ministro ortodoxo, Naftali Bennett.
2. - Se asignan por lo tanto los fondos a organizaciones ortodoxas.
3. - Eso no tiene sentido porque la mayoría de los judíos de la diáspora no son ortodoxos.
4. - Además se plantea la sospecha de que la identidad judía pueda ser interpretada de manera que no sea compatible con un enfoque pluralista de judaísmo.
Me parece justo. Vamos a examinar estos argumentos uno a uno.

1.- Bennett es de hecho el líder político de un partido ortodoxo y él es un judío ortodoxo. Él es el ministro de la diáspora porque él ha querido ese trabajo, de hecho, ha insistido en mantenerlo. Ha ganado poder político, y ser Ministro de Asuntos de la diáspora es una forma legítima de usar su poder político.

2.- Sin embargo, he de ver las pruebas de cualquier tipo de que el ministerio, de alguna manera, ha manipulado el proceso para asegurarse que los fondos vayan a organizaciones ortodoxas. El ministerio afirma que estas organizaciones eran las que satisfacían los criterios, y que otras organizaciones - no ortodoxas - podían haber obtenido el mismo trato si cumplían con los criterios. Por supuesto, los criterios se pueden adaptar a efectos de la asignación de fondos a ciertas organizaciones, pero todavía no ha visto ninguna prueba de ello. Hasta el momento, todo lo que tenemos es la culpabilidad por asociación: Bennett es ortodoxo, dos de las tres organizaciones son ortodoxas, por lo que el proceso debe haber sido sesgado. ¿El Haaretz insinuaría que el proceso había sido sesgado si el ministro fuera un judío no ortodoxo y las tres organizaciones fueran no ortodoxas? Creo que ustedes saben la respuesta a eso.

3.- Este es un punto espinoso. Y sale de nuevo la cuestión de la profesionalidad: ¿son estas organizaciones las mejor situadas para lograr algo? Sólo el tiempo lo dirá. Sin embargo, sabemos que durante muchos años Chabad ha sido la envidia del mundo judío debido a su capacidad para conectar con judíos de todas las visiones del mundo. Y también sabemos - lo sé - que la gente del ministerio quiere tener éxito. Ellos quieren tener un impacto duradero. Por lo que probablemente piensan que estas organizaciones pueden proporcionarles ese éxito.

4.- Este es el asunto más espinoso: ¿cómo estas organizaciones interpretan la identidad judía y nos sentiremos nosotros cómodos con su interpretación? La respuesta corta a esta pregunta es no. No siempre me siento cómodo con la interpretación de Chabad. ¿Y qué? Además, no siempre nos sentimos cómodos con otras interpretaciones.

 Sin embargo, hay ciertas cosas que debemos tener en cuenta al examinar el programa y las organizaciones que fueron elegidas para activarlo:
a) El ministerio ha empleado un montón de dinero y tiene derecho a utilizarlo de forma compatible con la visión del mundo de sus gerentes, siempre y cuando esto se haga dentro de lo razonable y sea profesionalmente defendible. Es por eso que tenemos un proceso político, y eso es lo que significa tener un gobierno que hace política. En otras palabras: preferir una interpretación ortodoxa está incluida dentro de los derechos del ministerio.
b) Sólo un tonto (y también el Haaretz) podría pensar que Bennett, el ultranacionalista y ortodoxo (bastante relajado), interpreta la "identidad judía" y la "conexión con Israel" según la interpretan Chabad y Olamí. Esa forma de tratar con el mismo sesgo a todos los judíos ortodoxos podría funcionar con algunos lectores cuyo desagrado con el judaísmo ortodoxo israelí (en muchos casos por buenas razones) les ciega de tal manera que han desactivado su capacidad de ver los matices. 
c) Como ya lo dijo: El ministerio quiere tener éxito. El deseo de tener éxito es un motivador humano de gran alcance para hacer lo correcto. No es imposible que lo correcto, en este caso, suponga asignar fondos para dos organizaciones ortodoxas. 
d). Una vez dicho todo esto, el ministerio y Mosaic United deberían tener cuidado y tener la opinión del público muy en cuenta: es fácil perder la confianza de los judíos de la diáspora. Es especialmente fácil para un ministerio a cuya cabeza está un líder ultra-nacionalista ortodoxo como Bennett 

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